¿Cómo reaccionas normalmente a las dificultades de la vida; estrés, sentimientos de rechazo, problemas físicos, o dificultades económicas?
La mayoría de nosotros instintivamente luchamos contra las experiencias negativas y nos sentimos culpables cuando las cosas no salen como esperábamos: «¡Esto no debería estar sucediendo!»
Desafortunadamente, esta lucha solo aumenta nuestro malestar y nuestro discurso autocrítico comienza antes incluso de que sepamos lo que está sucediendo. Cuanto más luchamos para quedarnos dormidos, más difícil es dormir; pelear contra la ansiedad solo genera más ansiedad; y culparnos por sentirnos mal nos hace deprimirnos.
Pero, ¿Qué pasaría si, en vez de eso, te tomas un momento para calmarte y cuidarte cuando te sientes mal, sólo porque te estás sintiendo mal, como lo harías con los demás? En otras palabras, ¿qué pasaría si aprendieras el arte de la autocompasión y autocuidado?
La autocompasión es una habilidad que puede ser aprendida por cualquier persona, incluso aquellos que no recibieron suficiente afecto en su infancia o que les resulta difícil o extraño ser amables consigo mismos. La autocompasión es en realidad una actitud mental que ayuda a atravesar el dolor: el sufrimiento que, inconscientemente, nos infligimos diariamente por exceso de trabajo, exceso de comida, sobreanalizar y dramatizar en determinadas situaciones.
Con autocompasión, somos más capaces de reconocer cuando estamos bajo estrés y enfrentar lo que está sucediendo en nuestras vidas (atención plena) y adoptar un enfoque más amable y más sostenible para los desafíos de la vida.
La autocompasión proporciona fuerza emocional y resistencia, permitiéndonos recuperarnos más rápidamente a nuestros egos dañados para admitir nuestras deficiencias, perdonarnos a nosotros mismos y responder con cuidado y respeto hacia nosotros mismos y hacia el prójimo. Después de todo, cometer errores es parte de ser humano. La auto compasión también proporciona el apoyo y la inspiración necesarios para hacer los cambios necesarios en nuestras vidas y alcanzar nuestro máximo potencial.
Según Kristin Neff, co-autora del programa de Mindfulness y Autocompasión (MSC) los tres componentes clave de la autocompasión son:
Atención plena: nos ayuda a estar en el presente y ser conscientes de nuestra experiencia.
Bondad y amabilidad hacia nosotros en lugar de criticarnos de forma severa.
Humanidad compartida para sentirnos conectados con los demás en momentos de dificultad.